¿Qué es esto?
Buscamos historias reales de ciudadanos no han sido víctimas directas del terrorismo pero lo han padecido a su manera.
Relatos cortos o largos acerca de vivencias, sensaciones, emociones o recuerdos de los años del terrorismo, que se han podido vivir en la soledad o bajo la incomprensión de la mayoría y que han quedado sumergidos en el ámbito del sufrimiento personal.
Este es un proyecto que pretende explorar la cara oculta de nuestra sociedad, añade un nuevo sentido al grave daño ya conocido provocado por el terrorismo y proporcionará las claves para entender la sutileza del contexto diabólico que han vivido varias generaciones de españoles.
NO HAY QUE SER PROFESIONAL PARA ESCRIBIR. Esta es una oportunidad de expresión libre y sincera para recoger, antes de que se nos olvide, las historias reales y personales de ciudadanos corrientes. No hay límite de extensión: de cuatro líneas a cuatro folios. No es obligatorio firmarlo.
Cada semana subiremos un nuevo escrito y puede que más adelante organicemos un concurso.
El comienzo
A partir de 2015 empecé a pedir a amigos, conocidos y a algún familiar que escribieran acerca de alguna experiencia cotidiana significativa acerca de su vivencia con el terrorismo, con la libertad o más bien con la falta de ella, en líneas generales, acerca de «cosas que pasaban» a su alrededor o en su propio ámbito en el largo tiempo del terrorismo y de las imposiciones nacionalistas.
Las circunstancias que generaron la presencia del terrorismo y su amenaza en nuestra sociedad hicieron que la precaución, particularmente en el País Vasco, impidiera emitir públicamente opiniones respecto a estas circunstancias.
Ahora, en 2024, resucitamos este proyecto que pretende acumular vivencias que puedan dar forma a un museo de la realidad contemporáneo, por eso queremos que nos envíes las tuyas.
Nos estrenamos con estas letras que me enviaron unos amigos.
Asesinato en Erandio
“Mi niño no tiene cara”, dijo el señor que salió del coche qué había explotado. Yo iba detrás de él por la carretera de la ría. Vi la explosión y detuve mi furgoneta. Bajé y me metí dentro de la nube blanca que envolvía el ambiente. Y lo vi salir del coche con un niño …
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VER MÁSRecuerdo de una mañana de primavera
El lazo Debió de ser hacia mediados de los noventa del siglo pasado, durante el secuestro por ETA del empresario guipuzcoano José María Aldaya, que se prolongó durante casi un año. Como una forma de expresar su protesta, algunos ciudadanos vascos- no muchos, todo hay que decirlo- volvieron a exhibir en la solapa el lazo …
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