Cierto día, al salir del teatro municipal de Barakaldo, vi con mis propios ojos como una cuadrilla de fanáticos, provistos de capuchas, salía de una calle lateral y se dirigía al cajero automático del BBVA situado en la plaza de los Fueros. Rápidamente lanzaron unos cócteles molotov contra la entidad bancaria y el fuego empezó a quemar el bajo del edificio. El humo subía hacia los pisos superiores, chamuscando la fachada con riesgo evidente de afectar al resto del edificio.
Pasó un largo rato antes de que se presentasen los bomberos para controlar el fuego como así lo hicieron cuando llegaron.
Me metí al garaje para tomar mi coche y me dirigí a Bilbao donde vivo. Puse la radio y el locutor comentaba el incidente. Reproducía una entrevista tomada a pie de calle que un periodista desplazado al lugar de los hechos había realizado a una señora que había presenciado lo ocurrido. El diálogo del periodista y la señora fue así:
-Periodista: ¿Pero como es posible, que pasando por la plaza gente que salía del teatro no lo haya visto nadie?
-Señora: Efectivamente no lo vio nadie, sólo la gente.
Pues esto es lo que ha ocurrido durante 50 años de ignominia nacionalista-terrorista; no lo veía nadie, sólo la gente y algunas contadas excepciones.
Y me pregunto: y puesto que no lo vio nadie, ¿que contarán y enseñarán a nuestros nietos sobre lo ocurrido en esto años de plomo?
José Bidaria
2 de junio de 2017